Clásica y moderna
Clásica y moderna
Clásica y moderna
Clásica y moderna
06.06.1995
D&D - DIseño y Decoración en la Argentina

Clásica y moderna

Documentada por sistemas computarizados de avanzada y realizada con asombroso despliegue tecnológico, una villa de nítida inspiración clásica se construyó en tiempo récord en las Lomas de San Isidro.

Documentada por sistemas computarizados de avanzada y realizada con asombroso despliegue tecnológico, una villa de nítida inspiración clásica se construyó en tiempo récord en las Lomas de San Isidro.

En la entrada principal, el eje de la rigurosa simetría se abre hacia el interior y distintos tipos de piedra forman un rond point de reminiscencia antigua. Bajo estas líneas, molduras clásicas suavizadas por la modernidad y vistas de la terraza de planta baja, con muebles de Coin Vert y Colombi; los toldos plegables se integran como líneas arquitectónicas.

Una escalera pétrea y circular arranca junto a la entrada de la suite principal y desemboca en el play-room del primer piso, con vista al parque. El imponente eje en doble altura, bien marcado por las arañas de la compañía, piso de mármol español y banquetas apilables norteamericanas, cuadros de Patricio Forrester, Graciela Paats y Luis Wells.

Dormitorio de la suite principal y su inmenso baño. La gran bañadera está en el centro de una amplia bow window que cuenta con dobles cortinas para su privacidad: las de algodón plegables y la que forman las plantas y flores del interior y el exterior. En las fotos chicas, detalles de los dormitorios también en suite de la planta alta.

El comedor diario tiene vista al rond point de entrada. La cocina Poggen Pohl, tecnología alemana de última generación, abunda en blanco, vidrio y acero inoxidable, contrarrestando la calidez de los cuartos de estar, aunque no faltan simpáticos detalles decorativos, luces dicroicas y pisos en cerámica italiana de Barujel y Azulay.

Juego de sillas y sillón de Rattan de Viterbo. Las sillas en miniatura tienen las mismas tapicerías que el resto de la casa. El play-room de planta baje, cuya entrada flanquean columnas pintadas imitando piedra, tiene biblioteca, bar, equipo de música y tv y la única antigüedad de toda la “villa”, una mesa de pool alemana de 1890.

En las Lomas de San Isidro, en un terreno de 5 mil metros cuadrados, esta villa “cerrada hacia afuera y abierta hacia adentro”, de voluntad simétrica y empaque renacentista, fue construida con asombrosa rapidez. La casa principal, de dos plantas, se complementa en sucesión lineal con el gran quincho qee se abre al parque interior a través de la pileta de natación y, siempre en línea, termina en un vasto gimnasio cuya expansión es la cancha de tenis. “Desde las formas y colores exteriores hasta las molduras y los materiales pétreos, queda claro que nos nutrimos de la arquitectura clásica: pero estamos en las vísperas del Tercer Milenio y, en consecuencia, los trabajos se cumplieron con un desarrollo estrictamente terráqueo y tecnológico, bien conscientes por nuestra parte de que ya no basta con ser creativos sino que hay que sumar toda la información sobre lo mejor , y de lo mejor, saber elegir lo más económico”, dice José Luis Litman, titular del estudio de arquitectos asociados que lleva su nombre y responsable del proyecto y realización de la obra; y enumera ejemplos ciertamente notables: la estructura de muros portantes, fundados sobre pilotes, se consumó en un par de días; las losas promoldeadas y pretensadas de los entrepisos permitieron cerrar cada planta en apenas un día, y en algo más de una semana se hicieron – mecánicamente- los revoques interiores. En cuanto a economías, también como ejemplos, Litman explica que la alta hermeticidad de la carpintería exterior traída de Estados Unidos y los vidrios con termopaneles de seguridad garantizaron una baja considerable en la instalación de aire acondicionado, y la cocina modular alemana Pogeen Pohl resultó ideal en la combinación tiempo, precio y calidad.

El planteo lineal de la villa depara claras ventajas: además de todos los ambientes disponen de una excelente orientación y se extienden al exterior hasta el infinito, en expansiones privativas de cada uno – lo que hubiera sido imposible de lograr en una casa más compacta-, facilita la conservación de una escala humana en todas las áreas, de disímiles funciones tanto en el tiempo como en la cantidad de usuarios. En la planta baja de la casa se ubican la recepción –living, comedor principal y play-room-, sector social que presenta diferentes alturas y espacios para distintas funciones y estados de ánimo, y la suite principal, que alterna su expansión hacia el exterior tanto en una zona común como en un microclima privado; en otra ala está el sector de servicios. En la planta alta hay otros tres dormitorios en suite, un play-room pensado para los más chicos y una zona de habitaciones de servicio. La celeridad de la realización no impidió el lujo de detalles: como prueba, valga saber que la pileta de natación cuenta con hidromasaje climatizado exterior, el piso norteamericano del gimnasio es flexible y los toldos plegables de los ventanales forman auténticas líneas de diseño que  se integran al conjunto. “Nuestro diseño de las formas es humanista, respetuoso de la historia y del inconsciente colectivo de la humanidad mezclando la arquitectura funcional y la tecnología”, define el arquitecto Litman.

Adoptando como punto de partida telas y papeles de diseños modernos y frescos – casi todos Designers Guild de Inglaterra, que Miranda Green distribuye en Buenos Aires, adquiridos en Ronchamp, Maggie Tow y Dorotea Oliva-.

Vicky Ríos se encargó de la puesta y decoración: los muebles son argentinos, algunos diseñados por la propia Vicky y otros de La Compañía, Viterbo, Coin Vert, Colombí y Laura Orcoyen, mientras que adornos y kilims se compraron en los Estados Unidos. Alejandra Daly y Pilar Largui son autoras de las paredes patinadas al óleo y las columnas de falsa piedra que complementaron los colores de cortinas y tapicerías. Una plácida superficie de quicuyo y la multitud de flores que suman copetes, evonymus, begonias, azaleas y cincuenta variantes de hemerocaelys, entre otras, realzan presencias previas en el terreno, como un par de bonitos alcanfores y un dignísimo quercus palustris de sesenta años al que las autoras del parque, Marisa Robirosa y María José Stegmann, califican como el árbol “más importante” del lugar. Complementando el despliegue de la villa toda, hay detalles vegetales de gran sofisticación como, por caso, los rarísimos pastos sudafricanos que se lucen en las cercanías de la pileta.